lunes, 17 de noviembre de 2014

SOBRE RADIÓMETROS

La obra titulada KINETIC CHANDELIER, del artista británico Luke Jerram, invierte la relación convencional entre lámpara y espacio arquitectónico: en lugar de iluminar la estancia en la que se sitúa, es la luz ambiental de esa estancia la que le proporciona la energía que precisa para funcionar.

 











 

Como se aprecia en la fotografía anterior, el KINETIC CHANDELIER de Jerram está formado por una estrucutra metálica que agrupa un gran número de bulbos de cristal, cada uno de los cuales actúa como un Radiómetro de Crookes. Este curioso aparato, inventado a mediados del siglo XIX, ha dado lugar desde entonces a un buen número de polémicas científicas: en un principio se le consideró la prueba definitiva del carácter corpuscular de la luz. Pero observaciones posteriores revelaron que el movimiento de las aspas tiene mucho más que ver con la cercanía de fuentes de calor que con el espectro visible de la luz. Así se resume la cuestión en un artículo de Wikipedia:


Hoy circulan por internet numerosos tutoriales en los que, supuestamente, se explica cómo construir uno de estos artefactos en un entorno doméstico y con materiales muy asequibles. No pretendemos disuadiros de intentarlo. Pero sí os advertimos de que no es tan fácil como parece. De hecho, los experimentos que ofrecen resultados más espectaculares (como el que podéis ver a continuación) se apoyan en el uso de maquinaria industrial para crear el vacío dentro del recipiente de cristal:


O, directamente, emplean piezas procedentes de un radiómetro comercial:


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